HAFTARAH PARA MINHAH DE IOM QUIPPUR

EL LIBRO DE IONAH Y MIJAH 7:18-20

(Lectura de la Toráh: Levítico 18:1-3 Q)

 

IONAH

CAPITULO 1

1. Fue la Palabra de Adonai a Ionáh, hijo de Amittai, diciendo:
2. ‘Levántate y ve a Ninevéh -la gran ciudad- y proclama contra ella: "Que ha ascendido su maldad hasta Mi presencia”.
3. Empero se levantó Ionáh para huir a Tarshísh, de ante Adonai. Descendió a Iafó, halló una nave que se allegaría a

Tarshísh, y abonó su tarifa y descendió en ella para allegarse con ellos a Tarshísh, de ante la presencia de Adonai.
4. Empero Adonai desencadenó un viento grande sobre la mar, y hubo un temporal fuerte en la mar y se pensó que la nave se partiría.
5. Y temieron los marineros y clamaron cada cual a su dios y arrojaron los enseres que había en la nave, a la mar, para aligerar de sobre ellos. Empero Ionáh había descendido a los fondos de la nave y se acostó y se sumió en sueño.
6. Empero se acercó a él el capitán y le dijo: “Por qué estás sumido en sueño? Levántate, invoca a tu D’s.; tal vez sea grato Elohím para nosotros y no nos perdamos”.
7. Y dijeron el uno al otro: “Vamos, echemos suertes y sabremos por causa de quién nos acontece este mal a nosotros”; echaron suertes, y recayó la suerte en Ionáh.
8. Le dijeron a él: “Dinos por favor a nosotros, por quién nos ha sobrevenido este mal a nosotros? ¿Cuál es tu trabajo? Y ¿De dónde vienes? Cuál es tu país? y, De qué pueblo tú eres?”
9. Y les dijo a ellos: “Hebreo soy yo y a Adonai, el D’s. de los cielos, yo venero, el que hizo la mar y la tierra seca”.
10. Experimentaron los hombres un gran temor, y le dijeron a él: “¿Qué es este que has hecho?”; pues supieron los hombres que de ante Adonai él huía, cuando él se lo hubo dicho a ellos.
11. Le dijeron a él: “Qué te habremos de hacer para que se nos aquiete la mar?, pues la mar se embravecía.

12. Les dijo a ellos: “Alzadme y arrojadme me a la mar, para que se os aquiete la mara vosotros, pues sé yo que por mí causa, el gran temporal este, os ha  sobrevenido”.

13. Empero hablan remado los hombres para hacer volver nave hasta la tierra, y se embravecía para ellos

14. Invocaron a Adonai y dijeron: ‘Te rogamos Adonai, que no perezcamos por la vida del hombre este, y no nos imputes nosotros sangre inocente, ya que Tú, Adonai, como has deseado, has obrado”.

15. Alzaron a Ionáh y lo arrojaron a la mar y amainó la mar de su furor.

16. Mas experimentaron los hombres un temor grande ante Adonai, ofrecieron Sacrificios a Adonai y formularon votos.

 

CAPITULO 2

 

1. Empero dispuso Adonai un gran pez para tragar a Ionáh y estuvo Ionáh en las entrañas del pez tres días y tres noches.

 2. Y oró Ionáh a Adonai su D’s., desde las entrañas del pez.

3. Dijo: “Invoqué desde mi angustia a Adonai, y me ha respondido. Desde el vientre del abismo, clamé y has oído mi voz.

4. Me arrojaste a la profundidad en el corazón de los mares, y la corriente me ha circundado, todas Tus olas y Tus ondas sobre mí han pasado.

5. Pero yo habla pensado: Fui expulsado de ante Tu presencia, empero volveré a contemplar el Atrio de Tu Santidad.

6. Me habían rodeado las aguas hasta el alma, el abismo me había cercado, las algas se hablan enredado ami

7. Hasta las raíces de las montañas había descendido; la tierra, con sus cerrojos, me había encerrado para siempre, mas hiciste subir de la fosa, mi vida, Adonai, D’s. mío.

8. Cuando se desvanecía en mí, mi alma, a Adonai yo recordé, y llegó hasta Ti mi oración, hasta el Atrio de Tu Santidad.

9. Los que conservan cultos de vanidad, su bondad habrán de abandonar.

10. Empero yo con clamor de gratitud te ofreceré sacrificios. Los votos que formulé, yo cumpliré.   

La salvación es de Adonai’.11. Dijo Adonai al pez y vomito a Ionáh a la tierra firme.

 

CAPITULO 3


1. Y fue la Palabra de Adonai a Ionáh, por segunda vez, diciendo:

2. “Levántate, vé a Ninevéh, la gran ciudad, y pregona allí la proclama, lo que Yo te hablo a ti”. .

3. Se levantó Ionáh y se encaminó hacia Ninevéh como la Palabra de Adonai; y Ninevéh era una ciudad grande para Elohím: una marcha de tres días.

4. Empezó Ionáh a entrar en la ciudad - una marcha de un día- proclamó y dijo: Cuarenta días más y Ninevéh será tras-

5. Más creyeron los hombres de Ninevéh

6. había llegado la noticia al rey de y se sentó sobre cenizas.

7. E hizo pregonar y dijo en Ninevéh por decreto del rey y de sus dignatarios diciendo: “Los hombres y las bestias, los vacunos y los ovinos, no habrán de probar nada ni habrán de apacentar y agua no habrán de beber.

8. Y que se recubran con sacos los hombres -y las bestias-y que clamen a Elohím con fuerza. Y que retornen cada hombre de su camino malo y de la injusticia que está en las palmas de sus manos.

9. Quién sabe, retorne y se arrepienta Elohím y apacigüe Su ira y no perezcamos.

10. Y vió Elohím sus acciones pues habían retornado de su camino malo; Se arrepintió Elohím del mal que había dicho hacerles a ellos y no lo hizo.

 

CAPITULO 4  

 

1. Y experimentó Ionáh un malestar grande, y se enfureció.

2. Y oró a Adonai y dijo: “¡Te ruego Adonai! ¡Ciertamente ésta había sido mi palabra cuando aun estaba en mi tierra! Por eso me anticipé a huir a Tarshish, pues yo sabía que Tú eres D’s. Misericordioso y Clemente, Tardo en la ira, Magnánimo en la Misericordia y que Se arrepiente del mal.

3. Y ahora Adonai, toma mi alma de mí, pues mejor es mi muerte que mi vida”,

 

4. Y dijo Adonai: “No es excesivo tu enojo?

 

5. Salió Ionáh de la ciudad y se asentó al Este de la ciudad; se hizo al luna cabaña hasta ver qué ocurriría en la ciudad.

 

6. Y dispuso Adonai Elohím una planta de ricino que creció por sobre Ionáh para

7. Dispuso Elohím un gusano -al rayar el alba del día siguiente- que picó al riel- no, que se secó.

8. Y ocurrió que al salir el sol dispuso Elohím un viento solano violento. Pegó el sol sobre la cabeza de Ionáh y se desvaneció, y pidió para sí morir, y dijo: “Es mejor mi muerte que mi vida”.

9. Dijo Elohím a Ionáh: “No es excesivo tu enojo por el ricino?” Dijo él: “En dema- sía me he enojado, hasta querer morir”.

10. Dijo Adonai: “Tu te has compadecido por el ricino por el cual no has trabajado ni lo has hecho crecer, que en una noche surgió yen una noche feneció.

11. Y Yo no habré de compadecerMe por Ninevéh, la gran ciudad, que hay en ella más ¿e doce miríadas de personas, y que cadauna no distingue entre su derecha y su izquierda y animales muchos!”

 

MIJAH

CAPITULO
7

 

18. ¿Quién es D s. como Perdona la iniquidad y omite la rebeldía, para el remanente de Su heredad. No retiene para siempre Su furor, pues desea la benevolencia, El.

19. El volverá, tendrá compasión de nosotros, hollará nuestras iniquidades, y habrás de arrojar a las profundidades del mar todos sus errores.

20. Concederás la Verdad a Iahacób, la Benevolencia a Abraham. Lo que prometiste a nuestros patriarcas desde días pretéritos.



 






 

יוֹנָ֥ה




א וַֽיְהִי֙ דְּבַר־יְהוָ֔ה אֶל־יוֹנָ֥ה בֶן־אֲמִתַּ֖י לֵאמֹֽר׃ ב ק֠וּם לֵ֧ךְ אֶל־נִֽינְוֵ֛ה הָעִ֥יר הַגְּדוֹלָ֖ה וּקְרָ֣א עָלֶ֑יהָ כִּֽי־עָלְתָ֥ה רָעָתָ֖ם לְפָנָֽי׃ ג וַיָּ֤קָם יוֹנָה֙ לִבְרֹ֣חַ תַּרְשִׁ֔ישָׁה מִלִּפְנֵ֖י יְהוָ֑ה וַיֵּ֨רֶד יָפ֜וֹ וַיִּמְצָ֥א אָנִיָּ֣ה׀ בָּאָ֣ה תַרְשִׁ֗ישׁ וַיִּתֵּ֨ן שְׂכָרָ֜הּ וַיֵּ֤רֶד בָּהּ֙ לָב֤וֹא עִמָּהֶם֙ תַּרְשִׁ֔ישָׁה מִלִּפְנֵ֖י יְהוָֽה׃ ד וַֽיהוָ֗ה הֵטִ֤יל רֽוּחַ־גְּדוֹלָה֙ אֶל־הַיָּ֔ם וַיְהִ֥י סַֽעַר־גָּד֖וֹל בַּיָּ֑ם וְהָ֣אֳנִיָּ֔ה חִשְּׁבָ֖ה לְהִשָּׁבֵֽר׃ ה וַיִּֽירְא֣וּ הַמַּלָּחִ֗ים וַֽיִּזְעֲקוּ֮ אִ֣ישׁ אֶל־אֱלֹהָיו֒ וַיָּטִ֨לוּ אֶת־הַכֵּלִ֜ים אֲשֶׁ֤ר בָּֽאֳנִיָּה֙ אֶל־הַיָּ֔ם לְהָקֵ֖ל מֵֽעֲלֵיהֶ֑ם וְיוֹנָ֗ה יָרַד֙ אֶל־יַרְכְּתֵ֣י הַסְּפִינָ֔ה וַיִּשְׁכַּ֖ב וַיֵּרָדַֽם׃ ו וַיִּקְרַ֤ב אֵלָיו֙ רַ֣ב הַחֹבֵ֔ל וַיֹּ֥אמֶר ל֖וֹ מַה־לְּךָ֣ נִרְדָּ֑ם ק֚וּם קְרָ֣א אֶל־אֱלֹהֶ֔יךָ אוּלַ֞י יִתְעַשֵּׁ֧ת הָאֱלֹהִ֛ים לָ֖נוּ וְלֹ֥א נֹאבֵֽד׃ ז וַיֹּאמְר֞וּ אִ֣ישׁ אֶל־רֵעֵ֗הוּ לְכוּ֙ וְנַפִּ֣ילָה גֽוֹרָל֔וֹת וְנֵ֣דְעָ֔ה בְּשֶׁלְּמִ֛י הָרָעָ֥ה הַזֹּ֖את לָ֑נוּ וַיַּפִּ֙לוּ֙ גּֽוֹרָל֔וֹת וַיִּפֹּ֥ל הַגּוֹרָ֖ל עַל־יוֹנָֽה׃ ח וַיֹּאמְר֣וּ אֵלָ֔יו הַגִּידָה־נָּ֣א לָ֔נוּ בַּאֲשֶׁ֛ר לְמִי־הָרָעָ֥ה הַזֹּ֖את לָ֑נוּ מַה־מְּלַאכְתְּךָ֙ וּמֵאַ֣יִן תָּב֔וֹא מָ֣ה אַרְצֶ֔ךָ וְאֵֽי־מִזֶּ֥ה עַ֖ם אָֽתָּה׃ ט וַיֹּ֥אמֶר אֲלֵיהֶ֖ם עִבְרִ֣י אָנֹ֑כִי וְאֶת־יְהוָ֞ה אֱלֹהֵ֤י הַשָּׁמַ֙יִם֙ אֲנִ֣י יָרֵ֔א אֲשֶׁר־עָשָׂ֥ה אֶת־הַיָּ֖ם וְאֶת־הַיַּבָּשָֽׁה׃ י וַיִּֽירְא֤וּ הָֽאֲנָשִׁים֙ יִרְאָ֣ה גְדוֹלָ֔ה וַיֹּאמְר֥וּ אֵלָ֖יו מַה־זֹּ֣את עָשִׂ֑יתָ כִּֽי־יָדְע֣וּ הָאֲנָשִׁ֗ים כִּֽי־מִלִּפְנֵ֤י יְהוָה֙ ה֣וּא בֹרֵ֔חַ כִּ֥י הִגִּ֖יד לָהֶֽם׃ יא וַיֹּאמְר֤וּ אֵלָיו֙ מַה־נַּ֣עֲשֶׂה לָּ֔ךְ וְיִשְׁתֹּ֥ק הַיָּ֖ם מֵֽעָלֵ֑ינוּ כִּ֥י הַיָּ֖ם הוֹלֵ֥ךְ וְסֹעֵֽר׃ יב וַיֹּ֣אמֶר אֲלֵיהֶ֗ם שָׂא֙וּנִי֙ וַהֲטִילֻ֣נִי אֶל־הַיָּ֔ם וְיִשְׁתֹּ֥ק הַיָּ֖ם מֵֽעֲלֵיכֶ֑ם כִּ֚י יוֹדֵ֣עַ אָ֔נִי כִּ֣י בְשֶׁלִּ֔י הַסַּ֧עַר הַגָּד֛וֹל הַזֶּ֖ה עֲלֵיכֶֽם׃ יג וַיַּחְתְּר֣וּ הָאֲנָשִׁ֗ים לְהָשִׁ֛יב אֶל־הַיַּבָּשָׁ֖ה וְלֹ֣א יָכֹ֑לוּ כִּ֣י הַיָּ֔ם הוֹלֵ֥ךְ וְסֹעֵ֖ר עֲלֵיהֶֽם׃ יד וַיִּקְרְא֨וּ אֶל־יְהוָ֜ה וַיֹּאמְר֗וּ אָנָּ֤ה יְהוָה֙ אַל־נָ֣א נֹאבְדָ֗ה בְּנֶ֙פֶשׁ֙ הָאִ֣ישׁ הַזֶּ֔ה וְאַל־תִּתֵּ֥ן עָלֵ֖ינוּ דָּ֣ם נָקִ֑יא כִּֽי־אַתָּ֣ה יְהוָ֔ה כַּאֲשֶׁ֥ר חָפַ֖צְתָּ עָשִֽׂיתָ׃ טו וַיִּשְׂאוּ֙ אֶת־יוֹנָ֔ה וַיְטִלֻ֖הוּ אֶל־הַיָּ֑ם וַיַּעֲמֹ֥ד הַיָּ֖ם מִזַּעְפּֽוֹ׃ טז וַיִּֽירְא֧וּ הָאֲנָשִׁ֛ים יִרְאָ֥ה גְדוֹלָ֖ה אֶת־יְהוָ֑ה וַיִּֽזְבְּחוּ־זֶ֙בַח֙ לַֽיהוָ֔ה וַֽיִּדְּר֖וּ נְדָרִֽים׃

 

 

 

 

א וַיְמַ֤ן יְהוָה֙ דָּ֣ג גָּד֔וֹל לִבְלֹ֖עַ אֶת־יוֹנָ֑ה וַיְהִ֤י יוֹנָה֙ בִּמְעֵ֣י הַדָּ֔ג שְׁלֹשָׁ֥ה יָמִ֖ים וּשְׁלֹשָׁ֥ה לֵילֽוֹת׃ ב וַיִּתְפַּלֵּ֣ל יוֹנָ֔ה אֶל־יְהוָ֖ה אֱלֹהָ֑יו מִמְּעֵ֖י הַדָּגָֽה׃ ג וַיֹּ֗אמֶר קָ֠רָאתִי מִצָּ֥רָה לִ֛י אֶל־יְהוָ֖ה וַֽיַּעֲנֵ֑נִי מִבֶּ֧טֶן שְׁא֛וֹל שִׁוַּ֖עְתִּי שָׁמַ֥עְתָּ קוֹלִֽי׃ ד וַתַּשְׁלִיכֵ֤נִי מְצוּלָה֙ בִּלְבַ֣ב יַמִּ֔ים וְנָהָ֖ר יְסֹבְבֵ֑נִי כָּל־מִשְׁבָּרֶ֥יךָ וְגַלֶּ֖יךָ עָלַ֥י עָבָֽרוּ׃ ה וַאֲנִ֣י אָמַ֔רְתִּי נִגְרַ֖שְׁתִּי מִנֶּ֣גֶד עֵינֶ֑יךָ אַ֚ךְ אוֹסִ֣יף לְהַבִּ֔יט אֶל־הֵיכַ֖ל קָדְשֶֽׁךָ׃ ו אֲפָפ֤וּנִי מַ֙יִם֙ עַד־נֶ֔פֶשׁ תְּה֖וֹם יְסֹבְבֵ֑נִי ס֖וּף חָב֥וּשׁ לְרֹאשִֽׁי׃ ז לְקִצְבֵ֤י הָרִים֙ יָרַ֔דְתִּי הָאָ֛רֶץ בְּרִחֶ֥יהָ בַעֲדִ֖י לְעוֹלָ֑ם וַתַּ֧עַל מִשַּׁ֛חַת חַיַּ֖י יְהוָ֥ה אֱלֹהָֽי׃ ח בְּהִתְעַטֵּ֤ף עָלַי֙ נַפְשִׁ֔י אֶת־יְהוָ֖ה זָכָ֑רְתִּי וַתָּב֤וֹא אֵלֶ֙יךָ֙ תְּפִלָּתִ֔י אֶל־הֵיכַ֖ל קָדְשֶֽׁךָ׃ ט מְשַׁמְּרִ֖ים הַבְלֵי־שָׁ֑וְא חַסְדָּ֖ם יַעֲזֹֽבוּ׃ י וַאֲנִ֗י בְּק֤וֹל תּוֹדָה֙ אֶזְבְּחָה־לָּ֔ךְ אֲשֶׁ֥ר נָדַ֖רְתִּי אֲשַׁלֵּ֑מָה יְשׁוּעָ֖תָה לַיהוָֽה׃ יא וַיֹּ֥אמֶר יְהוָ֖ה לַדָּ֑ג וַיָּקֵ֥א אֶת־יוֹנָ֖ה אֶל־הַיַּבָּשָֽׁה׃

 

 

 


א וַיְהִ֧י דְבַר־יְהוָ֛ה אֶל־יוֹנָ֖ה שֵׁנִ֥ית לֵאמֹֽר׃ ב ק֛וּם לֵ֥ךְ אֶל־נִֽינְוֵ֖ה הָעִ֣יר הַגְּדוֹלָ֑ה וִּקְרָ֤א אֵלֶ֙יהָ֙ אֶת־הַקְּרִיאָ֔ה אֲשֶׁ֥ר אָנֹכִ֖י דֹּבֵ֥ר אֵלֶֽיךָ׃ ג וַיָּ֣קָם יוֹנָ֗ה וַיֵּ֛לֶךְ אֶל־נִֽינְוֶ֖ה כִּדְבַ֣ר יְהוָ֑ה וְנִֽינְוֵ֗ה הָיְתָ֤ה עִיר־גְּדוֹלָה֙ לֵֽאלֹהִ֔ים מַהֲלַ֖ךְ שְׁלֹ֥שֶׁת יָמִֽים׃ ד וַיָּ֤חֶל יוֹנָה֙ לָב֣וֹא בָעִ֔יר מַהֲלַ֖ךְ י֣וֹם אֶחָ֑ד וַיִּקְרָא֙ וַיֹּאמַ֔ר ע֚וֹד אַרְבָּעִ֣ים י֔וֹם וְנִֽינְוֵ֖ה נֶהְפָּֽכֶת׃ ה וַֽיַּאֲמִ֛ינוּ אַנְשֵׁ֥י נִֽינְוֵ֖ה בֵּֽאלֹהִ֑ים וַיִּקְרְאוּ־צוֹם֙ וַיִּלְבְּשׁ֣וּ שַׂקִּ֔ים מִגְּדוֹלָ֖ם וְעַד־קְטַנָּֽם׃ ו וַיִּגַּ֤ע הַדָּבָר֙ אֶל־מֶ֣לֶך נִֽינְוֵ֔ה וַיָּ֙קָם֙ מִכִּסְא֔וֹ וַיַּעֲבֵ֥ר אַדַּרְתּ֖וֹ מֵֽעָלָ֑יו וַיְכַ֣ס שַׂ֔ק וַיֵּ֖שֶׁב עַל־הָאֵֽפֶר׃ ז וַיַּזְעֵ֗ק וַיֹּ֙אמֶר֙ בְּנִֽינְוֵ֔ה מִטַּ֧עַם הַמֶּ֛לֶךְ וּגְדֹלָ֖יו לֵאמֹ֑ר הָאָדָ֨ם וְהַבְּהֵמָ֜ה הַבָּקָ֣ר וְהַצֹּ֗אן אַֽל־יִטְעֲמוּ֙ מְא֔וּמָה אַ֨ל־יִרְע֔וּ וּמַ֖יִם אַל־יִשְׁתּֽוּ׃ ח וְיִתְכַּסּ֣וּ שַׂקִּ֗ים הָֽאָדָם֙ וְהַבְּהֵמָ֔ה וְיִקְרְא֥וּ אֶל־אֱלֹהִ֖ים בְּחָזְקָ֑ה וְיָשֻׁ֗בוּ אִ֚ישׁ מִדַּרְכּ֣וֹ הָֽרָעָ֔ה וּמִן־הֶחָמָ֖ס אֲשֶׁ֥ר בְּכַפֵּיהֶֽם׃ ט מִֽי־יוֹדֵ֣עַ יָשׁ֔וּב וְנִחַ֖ם הָאֱלֹהִ֑ים וְשָׁ֛ב מֵחֲר֥וֹן אַפּ֖וֹ וְלֹ֥א נֹאבֵֽד׃ י וַיַּ֤רְא הָֽאֱלֹהִים֙ אֶֽת־מַ֣עֲשֵׂיהֶ֔ם כִּי־שָׁ֖בוּ מִדַּרְכָּ֣ם הָרָעָ֑ה וַיִּנָּ֣חֶם הָאֱלֹהִ֗ים עַל־הָרָעָ֛ה אֲשֶׁר־דִּבֶּ֥ר לַעֲשׂוֹת־לָהֶ֖ם וְלֹ֥א עָשָֽׂה׃

 

 

א וַיֵּ֥רַע אֶל־יוֹנָ֖ה רָעָ֣ה גְדוֹלָ֑ה וַיִּ֖חַר לֽוֹ׃ ב וַיִּתְפַּלֵּ֨ל אֶל־יְהוָ֜ה וַיֹּאמַ֗ר אָנָּ֤ה יְהוָה֙ הֲלוֹא־זֶ֣ה דְבָרִ֗י עַד־הֱיוֹתִי֙ עַל־אַדְמָתִ֔י עַל־כֵּ֥ן קִדַּ֖מְתִּי לִבְרֹ֣חַ תַּרְשִׁ֑ישָׁה כִּ֣י יָדַ֗עְתִּי כִּ֤י אַתָּה֙ אֵֽל־חַנּ֣וּן וְרַח֔וּם אֶ֤רֶךְ אַפַּ֙יִם֙ וְרַב־חֶ֔סֶד וְנִחָ֖ם עַל־הָרָעָֽה׃ ג וְעַתָּ֣ה יְהוָ֔ה קַח־נָ֥א אֶת־נַפְשִׁ֖י מִמֶּ֑נִּי כִּ֛י ט֥וֹב מוֹתִ֖י מֵחַיָּֽי׃ ד וַיֹּ֣אמֶר יְהוָ֔ה הַהֵיטֵ֖ב חָ֥רָה לָֽךְ׃ ה וַיֵּצֵ֤א יוֹנָה֙ מִן־הָעִ֔יר וַיֵּ֖שֶׁב מִקֶּ֣דֶם לָעִ֑יר וַיַּעַשׂ֩ ל֨וֹ שָׁ֜ם סֻכָּ֗ה וַיֵּ֤שֶׁב תַּחְתֶּ֙יהָ֙ בַּצֵּ֔ל עַ֚ד אֲשֶׁ֣ר יִרְאֶ֔ה מַה־יִּהְיֶ֖ה בָּעִֽיר׃ ו וַיְמַ֣ן יְהוָֽה־אֱ֠לֹהִים קִיקָי֞וֹן וַיַּ֣עַל׀ מֵעַ֣ל לְיוֹנָ֗ה לִֽהְי֥וֹת צֵל֙ עַל־רֹאשׁ֔וֹ לְהַצִּ֥יל ל֖וֹ מֵרָֽעָת֑וֹ וַיִּשְׂמַ֥ח יוֹנָ֛ה עַל־הַקִּֽיקָי֖וֹן שִׂמְחָ֥ה גְדוֹלָֽה׃ ז וַיְמַ֤ן הָֽאֱלֹהִים֙ תּוֹלַ֔עַת בַּעֲל֥וֹת הַשַּׁ֖חַר לַֽמָּחֳרָ֑ת וַתַּ֥ךְ אֶת־הַקִּֽיקָי֖וֹן וַיִּיבָֽשׁ׃ ח וַיְהִ֣י׀ כִּזְרֹ֣חַ הַשֶּׁ֗מֶשׁ וַיְמַ֨ן אֱלֹהִ֜ים ר֤וּחַ קָדִים֙ חֲרִישִׁ֔ית וַתַּ֥ךְ הַשֶּׁ֛מֶשׁ עַל־רֹ֥אשׁ יוֹנָ֖ה וַיִּתְעַלָּ֑ף וַיִּשְׁאַ֤ל אֶת־נַפְשׁוֹ֙ לָמ֔וּת וַיֹּ֕אמֶר ט֥וֹב מוֹתִ֖י מֵחַיָּֽי׃ ט וַיֹּ֤אמֶר אֱלֹהִים֙ אֶל־יוֹנָ֔ה הַהֵיטֵ֥ב חָרָֽה־לְךָ֖ עַל־הַקִּֽיקָי֑וֹן וַיֹּ֕אמֶר הֵיטֵ֥ב חָֽרָה־לִ֖י עַד־מָֽוֶת׃ י וַיֹּ֣אמֶר יְהוָ֔ה אַתָּ֥ה חַ֙סְתָּ֙ עַל־הַקִּ֣יקָי֔וֹן אֲשֶׁ֛ר לֹא־עָמַ֥לְתָּ בּ֖וֹ וְלֹ֣א גִדַּלְתּ֑וֹ שֶׁבִּן־לַ֥יְלָה הָיָ֖ה וּבִן־לַ֥יְלָה אָבָֽד׃ יא וַֽאֲנִי֙ לֹ֣א אָח֔וּס עַל־נִינְוֵ֖ה הָעִ֣יר הַגְּדוֹלָ֑ה אֲשֶׁ֣ר יֶשׁ־בָּ֡הּ הַרְבֵּה֩ מִֽשְׁתֵּים־עֶשְׂרֵ֨ה רִבּ֜וֹ אָדָ֗ם אֲשֶׁ֤ר לֹֽא־יָדַע֙ בֵּין־יְמִינ֣וֹ לִשְׂמֹאל֔וֹ וּבְהֵמָ֖ה רַבָּֽה׃

 

 


יח מִי־אֵ֣ל כָּמ֗וֹךָ נֹשֵׂ֤א עָו‍ֹן֙ וְעֹבֵ֣ר עַל־פֶּ֔שַׁע לִשְׁאֵרִ֖ית נַחֲלָת֑וֹ לֹא־הֶחֱזִ֤יק לָעַד֙ אַפּ֔וֹ כִּֽי־חָפֵ֥ץ חֶ֖סֶד הֽוּא׃ יט יָשׁ֣וּב יְרַֽחֲמֵ֔נוּ יִכְבֹּ֖שׁ עֲו‍ֹֽנֹתֵ֑ינוּ וְתַשְׁלִ֛יךְ בִּמְצֻל֥וֹת יָ֖ם כָּל־חַטֹּאותָֽם׃ כ תִּתֵּ֤ן אֱמֶת֙ לְיַֽעֲקֹ֔ב חֶ֖סֶד לְאַבְרָהָ֑ם אֲשֶׁר־נִשְׁבַּ֥עְתָּ לַאֲבֹתֵ֖ינוּ מִ֥ימֵי קֶֽדֶם׃